- Tener en cuenta cuándo, cómo y de qué modo decimos lo que decimos
- Definir el clima en el cual uno piensa en ofrecer retroalimentación: tranquilidad, no punitivo, donde el error forme parte del proceso de aprendizaje.
- Hacer explícitos los criterios/estándares/expectativas de logro
- Construir los criterios con los estudiantes: propios estudiantes para autoevaluarse y coevaluarse entre pares
- Pensar en qué oportunidades ofrecemos para que los estudiantes identifiquen sus problemas, fortalezas y debilidades y que no siempre sea el docente el que provea la información
- Focalizar en algunos aspectos durante la retroalimentación para no abundar en información
- Ofrecer buenos ejemplos y modelizar en la retroalimentación
- Tener en cuenta los impactos en la autoestima de los estudiantes:
- Valorar aspectos positivos y fortalezas al comienzo de la retroalimentación.
- No hace falta decir todo en una retroalimentación. Puede ser una buena pregunta que los deje pensando.
- Ser claros en lo que esperamos que el otro haga con lo que le ofrecemos como retroalimentación
- Realizar protocolos de retroalimentación: ¿Hacia dónde voy?, ¿cómo estoy yendo?, ¿cómo sigo?
Rebeca Anijovich propone estas pautas para lograr una buena retroalimentación en el proceso de evaluación.